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En el siglo XX, el mundo musulmán estaba dominado por tres grandes tradiciones religiosas: suníes, chiíes y al-musulmán. Esto no solo era así en el mundo musulmán, sino también en muchas otras partes del mundo, incluyendo Europa, América del Norte y Asia del Sur. La mayoría de la población musulmana era chií, mientras que la religión suní era la segunda más prevalente en el mundo después del islam.
Con el surgimiento del islam en la Edad Media y el comienzo del Renacimiento islámico en el siglo XV, la mayoría del mundo musulmán estaba ocupado por la religión suní. Durante este período, la mayor parte del mundo musulmán estaba controlado por el Imperio Otomano, que fue formado por un clan turco que se convirtió al islam.
El Imperio Otomano se desintegró a principios del siglo XX, cuando las principales potencias de Europa comenzaron a competir entre sí. Como resultado, el Medio Oriente fue dividido entre el Gran Imperio Otomano dominado por los suníes y el Irán dominado por los chiíes. En el medio del siglo, el gobierno iraní adoptó una política de repúblicas anti-islámicas, que eran hostiles a la idea de un estado islámico y se basaban en cambio en la idea de un imperio teocrático iraní.
Con el establecimiento de la República Islámica de Irán en 1979, el Medio Oriente fue una vez más dividido entre el Irán dominado por los chiíes y el Iraq dominado por los suníes. Hoy en día, los tres países están en conflicto entre sí, y el conflicto no ha sido resuelto.
